¿No fueron aquellos ojos de una niña
que feliz danzaba cantos de domingo?
¿No soñamos juntas en tardes festivas
bregar aflicciones buceando sosiego?
soñaba tiempos de color crepúsculo
en cristal añejo de marco marfil
sentada a la sombra de un añoso ombú
de antiguos despechos
que por olvidados subliman apego
en la danza eterna del ciclo celeste
que amantes secretos de prados raídos
soporten el curso de la eterna espera.
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