Atraída y alejada gritas tu vida mísera
sin un ápice de odio en tu agria trayectoria
¡Seas loada!
soportando racimos de calor ajeno y digerido
hoy reivindicas tu brío en cicatriz
tu génesis y resurgimiento
viva
y observaste tus ojos, ilustre,
tu entrada dictaminó gloria
te permitiste soñar con otras almas
sin edad y sin tiempo
dejando al descubierto lo que la lluvia no oculta
Se acercó a ti, te vio directamente a los ojos
y ahí sí, ahí sí, me atrevo a decir que por fin
fuiste tú
en cuerpo y en espíritu
fuiste tú
en traza exacerbada
fuiste tú
Íntegra, grácil, fausta.
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